sábado, 30 de abril de 2011

El fin del mundo

Tengo miedo, mucho miedo...

Resulta que dice un anuncio de la tele que Miguel Indurain, pentacampeón del Tour de Francia, uno de los más grandes deportistas españoles de todos los tiempos (si no el que más), ¡tiene colesterol!, y necesita tomarse todos los días una especie de yogur mágico que te lo quita.

Vale, que Manolo Escobar tenga colesterol, con la edad que ya tiene el hombre, medio se entiende (y digo "medio" porque Manolo es otro de esos seres intemporales, congelados en la historia de España)... pero ¿Miguel Indurain? ¿El mismo que en reposo tiene 2 ó 3 pulsaciones por minuto, cuyo corazón es como cuando cae un árbol en medio del bosque, qué cómo sabes que ruido hace, si no lo escuchas nunca? ¿El mismo que ganaba las carreras como una supremacía insultante mientras que Rominger lloraba de impotencia? ¿El que nos dejó sin siesta durante un montón de años, mientras aguantábamos 40 grados a la sombra de un gazpacho veraniego?

No, me niego, no me lo creo, ¡no puede ser! Es que no, y que no. Se me cae un mito a los pies (no será el primero, ni el último desde luego...)

Pero eso no es lo peor: lo que de verdad me preocupa es que, si Don Miguel tiene colesterol, ¡estamos todos muertos! ¡No podemos hacer nada, ni con bífidus ni sin bífidus, ni con spinning ni con pilates ni con puñetas! Si un coloso, un titán, un cíclope (en este caso, no de un solo ojo, sino de una sola ceja) tiene la sangre llena de ladrillitos de esos que te bloquean por dentro, los demás mortales no tenemos ninguna posibilidad. Ya podemos ir al gimnasio todos los días, comer solamente lechuga y pavo como si fuésemos Victoria Beckham o ir andando al trabajo presumiendo de la mancha de sudor en el traje... Nada, nada tiene sentido ya; si Indurain tiene colesterol, no hay nada que hacer...

Habrá que resignarse, asumir que hasta los dioses tienen los pies de barro, o de manteca, para ser más exactos, y que no tenemos escapatoria. O mira, quizás sea una buena noticia: dejemos de preocuparnos y volvamos a beber cerveza y comer cerdo, disfrutemos de la vida y del plato y de la copa, total, ya está todo perdido... Hala, a hincharse, sin Indurain no ha podido estar sano a pesar de escalar todas las montañas del planeta, ¿qué podemos hacer los demás?

Claro que... puestos a buscar conexiones y conspiraciones, este anuncio, en lugar de estar pagado por la marca de bífidus en cuestión, ¿no estará patrocinado en secreto por Mahou, Campofrío, Lays y Häagen-Dazs? ¿No será uno de esos casos de psicología inversa, en los que acabas haciendo lo contrario de lo que te dicen, pero en realidad les obedeces sin saberlo? Quién sabe, a lo mejor es lo que quieren hacernos creer, "come y bebe, consume y gasta, que el mundo se acabará igual".

Yo no sé qué pensar; en cualquier caso me preocupa, y mucho. Estas cosas hacen ver de golpe lo débiles que somos y que nadie, por mucho que se parezca a Hércules, está a salvo.

Lo que me pregunto es para cuándo inventarán un chuletón que lleve ya los bífidus incorporados, esa es nuestra verdadera esperanza...