domingo, 29 de mayo de 2011

Llevado por el viento

- No le mires a los ojos, no le trates con demasiada confianza, ni con demasiado recelo; intenta ser natural, pero no demasiado. Si no le caes bien, está todo perdido... – dijo Jaime, con visible preocupación.

- Pero a ver, ¿por qué tiene tanta autoridad ese hombre? ¿Quién le dio ese cargo, y sobre todo, por qué nadie puede llevarle la contraria? – replicó Andrés, irritado.

- Andrés, no te pases, que eres nuevo en esto, ya irás aprendiendo... A Don Silverio no se le cuestiona, se le obedece y ya está.

- ¿Y es que no se va a jubilar nunca, y quién puede echarlo de ahí, y quién había antes, y....?

- Mira, te contaré lo poco que sé, porque nadie conoce exactamente la verdad, pero por favor, no le digas a nadie que te lo he contado yo...:

parece ser que, ya antes de la II República, cuando el cine empezaba a ser el espectáculo de masas que es hoy, y ante la avalancha que se avecinaba de películas extranjeras (sobre todo, norteamericanas), alguien con mucho, mucho poder, nombró al jovencísimo Silverio Maldonado “Titulador Oficial del Reino”. Su trabajo era, como ya sabes, poner el título en español a las películas que vienen en otro idioma.

El trabajo parecía fácil, ya que Silverito era de los pocos españoles que, en aquella época, dominaba el inglés, francés y otros idiomas con soltura; bastaba con traducir la frase que formaba el título y ya estaba... Pero a Silverito, perdón, ya Don Silverio, se le empezaron a subir los humos, sobre todo cuando sobrevivió al auge y a la caída de la República y, nadie sabe cómo, mantuvo su puesto durante todos los años del franquismo, acaparando cada vez más poder, y acrecentando su misterio y su leyenda personal... dicen que se atrevía a gritarle a Franco, fíjate, e incluso se rumorea que abofeteó una vez al mismísimo Escrivá de Balaguer...

Total, que empezó a ser, digamos... “creativo”, y en lugar de simplemente traducir el título, como hizo con “El tercer hombre”, o “Casablanca”, o “Una noche en la ópera”, creyó oportuno instruir al inculto pueblo español, explicarle de qué iba la historia, porque pobrecitos de nosotros, tan catetos, tan poco leídos... Parece ser que, aunque ya lo había hecho algunas veces antes (como en “Bringing up, baby”, conocida aquí como “La fiera de mi niña”), su vocación redentora se disparó con “Lo que el viento se llevó”, que en inglés es algo así como “Llevado por el viento”...; dicen que se sintió tan orgulloso de su aportación a la historia que se aplicó más que nunca a su tarea, dispuesto a enmendar la plana a los guionistas de Hollywood, qué sabrían ellos de buenos títulos...

Así, en vez de “Some like it hot”, tuvimos “Con faldas y a lo loco”, que se parece al original como un huevo a una castaña; o cuando hubo que explicar que “Doctor No” debía llamarse “Agente 007 contra el doctor No”, por si alguien lo dudaba; “Amor en conserva” de los Marx y Marilyn, era en realidad “Love happy”, ¿dónde están las conservas?; “North by Northwest” pasó a ser “Con la muerte en los talones”, “The seven year itch” la conocemos como “La tentación vive arriba”; “Con él llegó el escándalo” era “Home from the Hill”, que podría haber sido “La casa de la colina”, o algo parecido. En “Rosemary’s baby”, ¿para qué mantener la intriga?, es mejor contar a todo el mundo el final, hombre, ¡abajo el suspense, llamémosla “La semilla del diablo”! Clint Eastwood y Jeff Bridges en “Thunderbolt and Lightfoot” pasan a ser “Un botín de 500.000 dólares”... y podríamos seguir todo el día, la creatividad de Don Silverio no tenía límites.

Con la llegada de la democracia, algunos pensaron que a Don Silverio le había llegado su hora, pero no podían estar menos acertados. Como de costumbre, el cada vez más intocable Silverio Maldonado ascendió un poco más en esa escala de personas que nadie conoce pero que controlan el país y el mundo, protegido por quién sabe quién, seguro que más poderoso que él... los rumores dicen que Don Juan Carlos I adoptó este nombre compuesto, raro en un rey, porque Don Silverio, en fin, ya te puedes imaginar... Sobrevivió a cambios de gobierno, a ministros de Cultura, a la SGAE y a los premios Goya, y ahí sigue; no se jubila, ni piensa hacerlo, y su extraña longevidad (debe haber cumplido ya los 100 años, o eso dicen) ha creado bulos sobre su relación con oscuras artes mágicas y acerca de quién, en realidad, es el padrino que le mantiene en el cargo, o si él mismo es ese Quién que gobierna a todos los demás...

Y siguió trabajando: en “Star Wars”, ¿dónde están las Galaxias del título en español?; en “Groundhog Day” (El día de la marmota), creyó imprescindible reventarnos el argumento, llamándola “Atrapado en el tiempo”; “Highlander” no es en España “El de las tierras altas”, ni nada similar, sino “Los inmortales”, hala, otra vez el argumento destripado; o “Daylight”, que por si no estaba claro de qué iba, había que llamarla “Pánico en el túnel”. “First blood” la conocemos por “Acorralado”, “The naked gun” se llama aquí “Agárralo como puedas”, “Carlito’s way” se convierte en “Atrapado por su pasado”... Y ya no digamos “Die hard”, que podría haber sido “Duro de matar” o algo así, pero no, Don Silverio vio imprescindible aclarar que se trataba de “La jungla de cristal”... el problema vino con las secuelas, cuando ya no había ni jungla ni cristal ni nada... pero don Silverio, erre que erre, siguió con su empeño, “La jungla 2”, “La jungla 3”... y las que hagan falta.

Pero lo peor es que, cuando alguien le lleva la contraria, u osa desafiarle, su rabieta acaba provocando siempre lo mismo: conservar el título original. Ahí está “Grease”, que Don Silverio quería llamar “Jóvenes alegres”, o “Toy Story”, que, en fin... Se empeñó en que “Cold mountain” debía llamarse “El amor siempre vuelve”, pero como el entonces Director General del asunto se opuso, pues hala, el original... y el Director General, destituido.

No hace mucho, cuando se empeñó en llamar “El genio azul del desierto” a lo que debería haber sido “Aladino”, el entonces ministro de Cultura le echó valor y se le enfrentó; ¿la consecuencia?: ahí está “Aladdín”, el título más fácil de traducir y sin embargo, el más absurdamente conservado del inglés... o la más reciente “Up”, ¿es que no era fácil? Claro, Don Silverio quería “Un abuelo volador”, la SGAE, o quien fuese, protestó, y... En fin, ahí están, “American beauty”, “Apocalypse now”, “Deep blue sea”, “Goldeneye”, “House on haunted hill”, “Duplicity”, “Ice age”, “The italian job”, “Mystic river”, “Ocean’s eleven”, “Scream”, “Scary movie”, “Training day”, “Underworld”… y así hasta el infinito.

Bueno, y ya no hablemos de los telefilmes, esos de los fines de semana que se titulan originalmente “Una idea estupenda” y los traducen como “Asesinato sangriento”...

Ahora, lo que jamás le perdonaré a Don Silverio es que, a la película japonesa “Super Robot Match Baron” la llamó, atención... “¡Mazinger Z, el robot de las estrellas”! ¡Pero si no tenía nada que ver con la serie! Aún recuerdo cuando mi padre, con toda su buena intención, me llevó a verla al cine... qué decepción... ¿Mazinger, rojo?

Oye, pero basta ya de explicaciones, y mucho cuidado, vamos a entrar...


(Nota del autor: lo de Mazinger Z es verídico y autobiográfico...)